lunes, 7 de febrero de 2011

Camelus Dromedaries en Canasí que no es lo mismo que Carpentum Carrusi u Ómnibus Camellos

En mis años de estudiante coincidí con el incansable arqueólogo cubano Ramón Dacal Moure (La Habana 1928-2003) en casa de un poeta amigo, Rafael Rubiera. Por Ramón Dacal conocí la existencia de “los perros mudos” de los que hablo el Almirante Cristóbal Colon en su Carta de Navegación (Primer Viaje) y textualmente cito-Domingo 28 de octubre 1492- “Saltó el Almirante en la barca y fue a tierra, y llegó a dos casas que creyó ser de pescadores y que con temor se huyeron, en una de las cuales halló un perro que nunca ladró”. Ramón se refería a estos perros como los Indocyon Caribensis y me hablo de hallazgos en cavernas muy próximas a Bacunayagua, y sus similitudes genéticas con el Basenji o mejor conocido como El perro Cantor de Nueva Guinea, restos de estos perros han sido encontrados en las tumbas de los Faraones Egipcios y se cree que es una raza antigua que puede datar de unos 135 mil años de existencia, no ladran, pueden emitir una especie de sonido muy parecido a un quejido o risa, y todo aquello que contaba Ramón me parecía tan raro como cuando leí por primera vez que en el área de Canasí hubieron camellos. No jorobes ¿camellos en Canasí?, - si como lo escuchas….Camellos en Canasí-, y no me refiero a aquellos Ómnibus con Joroba “carpentum carrusi”, de peculiar figura que adornaban las calles de Cuba en los 80’s y los 90’s, me refiero a “Camelus dromedaries”, como le hubiera dicho magistralmente el maestro Ramón Dacal. En el ingenio San Ignacio, que era en 1838 propiedad del hacendado Montalvo y O’Farril, había una dotación de 31 camellos dromedario para las labores de carga de caña. La extinción de estos rumiantes fue rápida, ya no existían para 1850. Usted se preguntara ¿y los restos fósiles de estos animales donde están?, bueno... según Ramón Dacal, los restos animales o humanos precolombinos como “Los perros mudos” y “Las hutías gigantes” encontradas en las cavernas de Boca de Jaruco, de las que también hablaban los conquistadores en sus notas sobre nuestra región, y los hallazgos de épocas aun posteriores, se han logrado localizar generalmente en cavernas, porque estas pueden resguardar mejor los restos de los elementos, por lo que se me ocurre pensar que jugando un poco a eso del esconder y encontrar, nuestros primeros habitantes trataron inútilmente de esconder para nosotros algún camello de aquellos en una de nuestras cuevas, pero no pudieron jorobarle la joroba.

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