Los niños no saben
de política, ni juzgan a los hombres por la perversidad, al menos ese era mi
caso, nacido de una familia de campesinos que tampoco juzgaba o leía la prensa
o hablaba mucho de estas cosas. Mi único contacto con el más allá de las cercas
de alambre que rodeaban mi casa eran, algunos viajes muchas veces por razones
medicas al pueblo de Los Palos y un radio viejo donde mi madre sintonizaba
trabajosamente un programa musical nocturno y una novela a las dos de la tarde
y volvía apagarse con premura para no gastarle las pilas. Nací en una provincia
que fue cambiando sus fronteras políticas, le decían "la nueva división
política administrativa" y la provincia en la que nací, Matanzas, pasó a
ser La Habana de la noche al día y donde habían cerdos quedaron prohibidos y
donde había una arboleda de frutas se volvió un campo de caña, y así de pronto
se fueron desviando los ríos y el curso de la vida, por lo que no sé si soy de
un lugar o del otro o de ambos. Cuando viajábamos a Los Palos atravesábamos el
monte de los Alvares y la Loma de Valera y de ahí al central Josefita donde
trabajaba el abuelo Valerio.
Allí en las
proximidades de Josefita, un poco para descansar los caballos, parábamos en la
casa de Los Pérez-Roque, recuerdo el canal que pasaba cerca de la casa con las
turbinas de agua que anegaban los sembradíos de cañas y el portal desde donde
se veía la torre humeando del central y algunas caras, recuerdo a Felipe que
era dos años mayor que yo y se aferraba a un caballo de palo como un hidalgo
aplastando la tierra roja debajo de sus pies y yo empujando un
camión de juguete cargado de canutos de caña por una loma de tierra imaginaria.
Después
vinieron otras divisiones, otras separaciones, la de mis padres y Felipe pasó
a ser Jorge u otro muchacho de mi nuevo barrio. La próxima vez que vi a
Felipe era ya "Felipe Pérez
Roque" un activista estudiantil con más aire
en la boca que en los pulmones, yo seguía siendo aquel guajirito que poco sabía
más allá de las cercas, que seguía oyendo el programa musical nocturno de
las ocho y apagando el radio con premura para no gastarles las pilas.
Como
coincidencia, mi primer trabajo fue en los ómnibus de pasajeros que viajaban de
la provincia de La Habana a Matanzas, por la parte sur, y uno de los pueblos
por los que pasaba era Los Palos. En Los Palos me encontré nuevamente con
Felipe que ya no me recordaba porque su caballo o hidalguía habían crecido
mucho, todo el mundo sabía quién era y venían a abrazarlo las colegialas y las
viejas que siempre andan en la habladurías de los pueblos pequeños. Con rapidez
lo hicieron presidente de la FEU y después, la mano derecha de Fidel Castro, en
poco tiempo ya era miembro del comité central del partido comunista, se
caso con Tania Crombet hija de Jaime
Crombet quien era jefe de la Asamblea de Poder Popular. En
1999 fue nombrado ministro de relaciones exteriores de Cuba y el resto de la
historia prometía ser ascendente hasta el año 2009 en que su caballo de palo
encontró la plaga del comején político que finalmente le comió su hidalguía.
Todo
cambia Felipe, todo cambia, ni la provincia de La Habana sigue siendo, hoy es
Mayabeque. En cambio yo sigo siendo el guajirito aquel de siempre... que se
caso con la hija de un plomero y tuvo, como tú, dos hijas de las que me
nacieron nietos que veo hoy jugar sobre la tierra y me regreso complacido a la
memoria de lo que fue nuestra raíz.
Ahora
que ha llegado a la ciudad de Miami después de escapar via Guyana-Venezuela tu hija, la que tiene la misma edad que una de las mías, si
no fuera porque la edad no es propicia para jugar sobre la tierra como en los
viejos tiempos, me gustaría verlas juntas al menos escuchando un programa en la
radio sin miedo a que se le van a agotar las baterías.
Sep 12.2012/ Ad Guerra
Los niños no saben
de política, ni juzgan a los hombres por la perversidad, al menos ese era mi
caso, nacido de una familia de campesinos que tampoco juzgaba o leía la prensa
o hablaba mucho de estas cosas. Mi único contacto con el más allá de las cercas
de alambre que rodeaban mi casa eran, algunos viajes muchas veces por razones
medicas al pueblo de Los Palos y un radio viejo donde mi madre sintonizaba
trabajosamente un programa musical nocturno y una novela a las dos de la tarde
y volvía apagarse con premura para no gastarle las pilas. Nací en una provincia
que fue cambiando sus fronteras políticas, le decían "la nueva división
política administrativa" y la provincia en la que nací, Matanzas, pasó a
ser La Habana de la noche al día y donde habían cerdos quedaron prohibidos y
donde había una arboleda de frutas se volvió un campo de caña, y así de pronto
se fueron desviando los ríos y el curso de la vida, por lo que no sé si soy de
un lugar o del otro o de ambos. Cuando viajábamos a Los Palos atravesábamos el
monte de los Alvares y la Loma de Valera y de ahí al central Josefita donde
trabajaba el abuelo Valerio.
Allí en las
proximidades de Josefita, un poco para descansar los caballos, parábamos en la
casa de Los Pérez-Roque, recuerdo el canal que pasaba cerca de la casa con las
turbinas de agua que anegaban los sembradíos de cañas y el portal desde donde
se veía la torre humeando del central y algunas caras, recuerdo a Felipe que
era dos años mayor que yo y se aferraba a un caballo de palo como un hidalgo
aplastando la tierra roja debajo de sus pies y yo empujando un
camión de juguete cargado de canutos de caña por una loma de tierra imaginaria.
Después
vinieron otras divisiones, otras separaciones, la de mis padres y Felipe pasó
a ser Jorge u otro muchacho de mi nuevo barrio. La próxima vez que vi a
Felipe era ya "Felipe Pérez
Roque" un activista estudiantil con más aire
en la boca que en los pulmones, yo seguía siendo aquel guajirito que poco sabía
más allá de las cercas, que seguía oyendo el programa musical nocturno de
las ocho y apagando el radio con premura para no gastarles las pilas.
Como
coincidencia, mi primer trabajo fue en los ómnibus de pasajeros que viajaban de
la provincia de La Habana a Matanzas, por la parte sur, y uno de los pueblos
por los que pasaba era Los Palos. En Los Palos me encontré nuevamente con
Felipe que ya no me recordaba porque su caballo o hidalguía habían crecido
mucho, todo el mundo sabía quién era y venían a abrazarlo las colegialas y las
viejas que siempre andan en la habladurías de los pueblos pequeños. Con rapidez
lo hicieron presidente de la FEU y después, la mano derecha de Fidel Castro, en
poco tiempo ya era miembro del comité central del partido comunista, se
caso con Tania Crombet hija de Jaime
Crombet quien era jefe de la Asamblea de Poder Popular. En
1999 fue nombrado ministro de relaciones exteriores de Cuba y el resto de la
historia prometía ser ascendente hasta el año 2009 en que su caballo de palo
encontró la plaga del comején político que finalmente le comió su hidalguía.
Todo
cambia Felipe, todo cambia, ni la provincia de La Habana sigue siendo, hoy es
Mayabeque. En cambio yo sigo siendo el guajirito aquel de siempre... que se
caso con la hija de un plomero y tuvo, como tú, dos hijas de las que me
nacieron nietos que veo hoy jugar sobre la tierra y me regreso complacido a la
memoria de lo que fue nuestra raíz.
Ahora
que ha llegado a la ciudad de Miami después de escapar via Guyana-Venezuela tu hija, la que tiene la misma edad que una de las mías, si
no fuera porque la edad no es propicia para jugar sobre la tierra como en los
viejos tiempos, me gustaría verlas juntas al menos escuchando un programa en la
radio sin miedo a que se le van a agotar las baterías.
Sep 12.2012/ Ad Guerra
Los niños no saben
de política, ni juzgan a los hombres por la perversidad, al menos ese era mi
caso, nacido de una familia de campesinos que tampoco juzgaba o leía la prensa
o hablaba mucho de estas cosas. Mi único contacto con el más allá de las cercas
de alambre que rodeaban mi casa eran, algunos viajes muchas veces por razones
medicas al pueblo de Los Palos y un radio viejo donde mi madre sintonizaba
trabajosamente un programa musical nocturno y una novela a las dos de la tarde
y volvía apagarse con premura para no gastarle las pilas. Nací en una provincia
que fue cambiando sus fronteras políticas, le decían "la nueva división
política administrativa" y la provincia en la que nací, Matanzas, pasó a
ser La Habana de la noche al día y donde habían cerdos quedaron prohibidos y
donde había una arboleda de frutas se volvió un campo de caña, y así de pronto
se fueron desviando los ríos y el curso de la vida, por lo que no sé si soy de
un lugar o del otro o de ambos. Cuando viajábamos a Los Palos atravesábamos el
monte de los Alvares y la Loma de Valera y de ahí al central Josefita donde
trabajaba el abuelo Valerio.
Allí en las
proximidades de Josefita, un poco para descansar los caballos, parábamos en la
casa de Los Pérez-Roque, recuerdo el canal que pasaba cerca de la casa con las
turbinas de agua que anegaban los sembradíos de cañas y el portal desde donde
se veía la torre humeando del central y algunas caras, recuerdo a Felipe que
era dos años mayor que yo y se aferraba a un caballo de palo como un hidalgo
aplastando la tierra roja debajo de sus pies y yo empujando un
camión de juguete cargado de canutos de caña por una loma de tierra imaginaria.
Después
vinieron otras divisiones, otras separaciones, la de mis padres y Felipe pasó
a ser Jorge u otro muchacho de mi nuevo barrio. La próxima vez que vi a
Felipe era ya "Felipe Pérez
Roque" un activista estudiantil con más aire
en la boca que en los pulmones, yo seguía siendo aquel guajirito que poco sabía
más allá de las cercas, que seguía oyendo el programa musical nocturno de
las ocho y apagando el radio con premura para no gastarles las pilas.
Como
coincidencia, mi primer trabajo fue en los ómnibus de pasajeros que viajaban de
la provincia de La Habana a Matanzas, por la parte sur, y uno de los pueblos
por los que pasaba era Los Palos. En Los Palos me encontré nuevamente con
Felipe que ya no me recordaba porque su caballo o hidalguía habían crecido
mucho, todo el mundo sabía quién era y venían a abrazarlo las colegialas y las
viejas que siempre andan en la habladurías de los pueblos pequeños. Con rapidez
lo hicieron presidente de la FEU y después, la mano derecha de Fidel Castro, en
poco tiempo ya era miembro del comité central del partido comunista, se
caso con Tania Crombet hija de Jaime
Crombet quien era jefe de la Asamblea de Poder Popular. En
1999 fue nombrado ministro de relaciones exteriores de Cuba y el resto de la
historia prometía ser ascendente hasta el año 2009 en que su caballo de palo
encontró la plaga del comején político que finalmente le comió su hidalguía.
Todo
cambia Felipe, todo cambia, ni la provincia de La Habana sigue siendo, hoy es
Mayabeque. En cambio yo sigo siendo el guajirito aquel de siempre... que se
caso con la hija de un plomero y tuvo, como tú, dos hijas de las que me
nacieron nietos que veo hoy jugar sobre la tierra y me regreso complacido a la
memoria de lo que fue nuestra raíz.
Ahora
que ha llegado a la ciudad de Miami después de escapar via Guyana-Venezuela tu hija, la que tiene la misma edad que una de las mías, si
no fuera porque la edad no es propicia para jugar sobre la tierra como en los
viejos tiempos, me gustaría verlas juntas al menos escuchando un programa en la
radio sin miedo a que se le van a agotar las baterías.
Sep 12.2012/ Ad Guerra
Donde esta viviendo la hija, en Miami?
ResponderEliminarSe llama Iraida y tiene 25 o 26 anos, segun me cuenta un amigo.
ResponderEliminarDebian mandarla pa Venezuela
ResponderEliminarEsa es una de las hijas, tiene dos hijos, la otra es menor
ResponderEliminarYo soy de Los Palos y conoci a tu abuelo, mejor dicho mi papa Mariano el del bar de al lado del cine. Jorge
ResponderEliminarFelipe Perez estudio conmigo y esta actualmente trabajando como ingeniero electromecanico en una fabrica de cable, se esta comiendo un cable...jajaja
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