Por costumbre la costumbre
a vivir se acostumbró
en el trono que le dio
la rudeza del herrumbre,
y cuando la podredumbre
acostumbrada a escalar
se fue a desacostumbrar
le fue imposible zafarse,
por eso es que acostumbrarse
es tan fuerte como amar.
Ad Guerra mayo 30. 2013.
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